lunes, 22 de diciembre de 2014

Cuento sobre los eclipses

Un eclipse es un acontecimiento hermoso, sea solar o lunar

Hace muchos años, cuando los dioses poblaban el universo sin ningún problema, existía un hermoso sol, grande y poderoso, entre amarillo y rojo, sin embargo, los demás dioses lo veían solitario allá arriba.

Un día como cualquier otro, el dios del fuego y de la oscuridad, caminando y platicando de diferentes cosas, se dieron cuenta que el único ser viviente que no tenía pareja era, precisamente, la mejor creación del dios del fuego, el sol.

La diosa de la oscuridad estaba agradecida con el sol, debido a que cando se ocultaba, todas sus criaturas y sentimientos podían salir libremente, pero muchas de ellas le tenían miedo a muchas cosas en la oscuridad, debido a eso, había pedido permiso para que las estrellas fueran más brillantes, pero las nubes, traviesas y moviéndose gracias al viento, ocultaban en muchos sitios la hermosa brillantes de las estrellas.

Por eso mismo, en ese momento le pregunto al dios del fuego si no podía hacer algo parecido al sol, sin tanta brillantes, solo que reflejara cierta parte del sol para que las criaturas no tuvieran tanto miedo. El dios del fuego le comento que era posible, pero que debían platicarlo con los demás dioses, para poder saber si estaban de acuerdo o no.

El sol, que había escuchado esto, sintió tristeza y enojo, pues alguien más estaría ocupando su lugar, sin embargo, decidió esperar a ver que decían los demás dioses.

Llego el momento de hablar y bien que lo hizo la diosa de la oscuridad, al final de su pequeño discurso, todos estuvieron de acuerdo, a excepción de la diosa de la fertilidad, pero ella les menciono que hicieran a la nueva criatura acompañante del sol, pero que antes de que eso pasara, ella le daría algo especial a esa criatura.

Después de tener todos los materiales necesarios para la creación de la nueva criatura que iluminaría las noches, lo suficiente para que algunas criaturas salieran y otras pudieran descansar o estar activas.

Llego el momento y el sol, el único ser que no deseaba a la nueva criatura no estuvo presente, el dios del fuego pensó en darle un castigo pero la diosa de la fertilidad le dijo que mejor esperara hasta que la nueva criatura naciera.

Se acercaron al monte de la creación la diosa de la fertilidad, de la noche y el dios del fuego para crear a la nueva criatura, depositaron todos los materiales para crearla y comenzaron los cantos y bailes,  duraron un largo tiempo, tanto que muchos otros dioses pensaron que no lo lograrían o algo estaba mal.

La última noche del festival, brillo una hermosa criatura, que poco a poco fue subiendo por el aire hasta llegar a su lugar en el universo, esa criatura iluminaba mucho y es por ello que la diosa de la oscuridad le dio el nombre de Lux, la criatura comenzó su recorrido brillando por las noches.

Pero...meses más tarde....su brillantes fue debilitándose poco a poco, los dioses no sabían porqué, sin embargo, la diosa de la oscuridad tenía una vaga idea, que fue cerciorada por el dios del fuego, su brillo tan hermoso era debido al sol y sin este que estuviera a su lado, no podría brillar.

Sin embargo, el sol, estaba feliz porque su "enemiga" no tenía la luz para poder iluminar a las criaturas de la noche, por lo que todas esas criaturas de una vez serán parte de la mañana, pero....cada día que veía a Lux perder su hermoso brillo...sentía algo, no sabía que, pero ya no era feliz verla perder su hermoso brillo.

La diosa de la oscuridad y del fuego hablaron con el sol para que le cediera parte de su energía, pero el sol no sabía como. Sin embargo, un anciano, que todos veneraban, les dio una idea, idea que la única criatura que la necesitaba se negaba ha realizar, Lux creía que el sol la odiaba, la detestaba, mientras que ella albergaba un sentimiento fuerte por el, un amor incondicional desde que lo vio la primera vez.

El sol que no sabía nada del amor, pero lo veía con las demás criaturas, se dio cuenta de que lo que sentía por Lux y le dijo lo que sentía.

En esos momentos, ambas criaturas se abrazaron y el día dio paso a la noche, el anciano solo sonrío y se fue, mientras que los demás dioses veían lo que estaba sucediendo.

La diosa de la fertilidad dijo el tiempo que era necesario para que las dos criaturas volvieran a estar juntas...

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